lunes, 9 de mayo de 2016

Inclusión educativa ¿sueño postergado o realidad?

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INCLUSIÓN EDUCATIVA ¿SUEÑO POSTERGADO O REALIDAD?


Soy profesora en Letras y trabajo en un pequeño pueblo de la provincia de Formosa. Todo el C.B.S. dicta las clases de Lengua una colega y yo soy responsable de dictarlas en el C.O.S., motivo por el cual cada inicio de ciclo lectivo decidimos reunirnos exclusivamente para que ella pueda brindarme especificaciones acerca de mis potenciales alumnos.
Año tras año, las dificultades resaltadas son la falta de interés en la lectura, la inadecuada expresión oral y escrita, la falta de acompañamiento de los tutores y la falta de hábitos de estudiantes. Pero este año, a dichas dificultades se sumó, en 4 I y 4 II la falta de compañerismo y capacidad para trabajar con otros, especialmente con los compañeros con capacidades especiales que están integrados. Ella me manifestó que generalmente la discriminación se le escapaba de las manos y no lograba manejar la situación. Dice que ha buscado la ayuda de colegas y de los padres de los alumnos pero los logros fueron mínimos por lo que consideraba que la situación seguiría igual. Realmente, esto no sólo me preocupó sino también me desalentó.
En el momento en que empecé a planificar la programación para la etapa de diagnóstico decidí abordar el bullying, la intolerancia y la violencia a través de dos textos de Marco Denevi; a saber La hormiga e Inmolación por la belleza. Comenzamos leyendo Inmolación por la belleza. Conversamos sobre el contenido temático del texto. Al principio, las participaciones eran limitadas hasta que el alumno con hidrocefalia dijo que muchas veces él se sintió “como ese pobre erizo” y que por eso podría entender por qué se dejó morir. Inmediatamente, algunos de sus compañeros intentaron insultarlo, entonces les pregunté qué los molestaba de él y ninguno pudo brindarme una explicación coherente; algunos alegaban que “es un pesado”, otros que “él no hace nada pero igual pasa de curso”, etc.
Entonces, le pedí al alumno hostigado que nos contara cómo eran sus días, su rutina desde que se levantaba hasta que se acostaba y qué lo hacía feliz. Él con cierta ingenuidad con contó cosas triviales como, por ejemplo, que se levanta, se higieniza, reza, se alimenta. Pero, además, nos contó con lágrimas en los ojos lo feliz que lo hace saber que asistirá a clases, que verá a sus compañeros y que estos lo harán sentirse vivo, presente. Seguidamente, promoví la palabra de los compañeros y un grupo de chicas dijo que ellas lo querían mucho y que uno de los principales motivos por los que se enojaban con sus compañeros cuando estos lo molestaban era porque no querían se Lázaro se cambiara de curso o, lo que “es peor”, se fuera a la escuela especial. Realmente, el momento vivido fue emocionante pero a la vez muy difícil; no sabía cómo seguir. Me sentía quebrada e incapaz de mediar adecuadamente en ese tipo de situaciones. No obstante, intenté seguir con la clase. Para calmar los ánimos, les propuse que leyéramos otro  texto del mismo autor titulado La hormiga. En este caso, los alumnos llegaron a la conclusión de que todos ellos se sentían las hormigas y que Lázaro podría ser la hormiga que se animó a salir y experimentar lo realmente bueno de la vida y que, quizás, era por eso que lo fastidiaban tanto.
Lamentablemente, el horario de clases finalizó pero antes de irnos al recreo les encomendé plasmar a través de diferentes textos sencillos sus interpretaciones y apreciaciones acerca de lo leído. En el transcurso de la semana, los alumnos repartieron a todo el colegio folletos, propagandas y láminas en las que plasmaron sus apreciaciones, interpretaciones y valoraciones.

La experiencia fue muy positiva pero todavía hay mucho que hacer. Lo importante es sentir que uno puedo intentar acercase a los alumnos, escucharlos, vivir con ellos sus miedos e inquietudes. 

Comparto con ustedes el Prezi que realicé:

1 comentario:

  1. Me gustó mucho, lo voy a compartir con algunos colegas.
    Gracias por la producción!

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