A pesar de que
constantemente escuchamos que los docentes deben 'incluir' a tod@s
l@s alumn@s, es
cierto que esto no ocurre siempre o no se hace de la manera esperada.
Si bien es cierto
que muchas veces cuestiones edilicias o condiciones económicas tanto
de la escuela como de quienes asisten a ellas pueden llegar a
dificultar la enseñanza y el aprendizaje, a veces hay un 'factor
silencioso' que también influye y que es generado por los docentes.
Se sabe que tod@s
l@s jóvenes tienen el derecho a estudiar y
a aprender, de asistir a la escuela como una manera de luchar contra
la violencia social existente y de apalear las diferencias
ecconómicas, sin embargo existen docentes que 'castigan' en cierta
medida a sus alumnos por sus orígenes, prejuzgándolos e
ignorándolos.
Tal es el caso de
una docente que se dedicaba a trabajar sólo y exclusivamente con las
alumnas que se sentaban al frente de la clase e ignoraba a los demás
pues consideraba que eran 'drogadictos y chorros' (textuales
palabras) debido a que provenían (según ella -aunque en la realidad
no todos-) 'de la Villa'.
Irónicamente, la
misma docente se quejaba de que l@s alumn@s estaban desmotivados, eran irrespetuosos, entraban y salían del aula a su libre
albeldrío y se aventaban objetos.
Por su parte, l@s
alumn@s acusaban a la
docente de discriminación, de haragana, de no preocuparse por
absolutamente nada de lo que ell@s
planteaban o preguntaban, etc.
En este círculo vicioso de la violencia, el aula se convierte en un laboratorio donde se reproducen las situaciones que se dan fuera de la escuela, es decir, el docente se ve convertido en un factor de opresión y desigualdad y sus alumn@s son discriminad@s y castigad@s nuevamente por ser quienes son o, mejor dicho, por ser objeto de los prejuicios de quienes enseñan.
Como suele ocurrir,
la promesa autocumplida de tratar a un grupo como delincuentes lleva
a que éste se comporte como tal, con lo cual antes de ver la
conducta del grupo habría de desarticular la forma de tratarle por
parte del docente.
Es importante que
las escuelas tengan en cuenta estas situaciones y se evite por todos
los medios la discriminación de quienes asisten a ésta a aprender,
para así, al menos, asegurarse de que esto no se convierta en un
obstáculo para la enseñanza y el aprendizaje.
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